En el marco de un panorama incierto que puso en jaque a las artes escénicas locales, llega la 14º edición del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA) con una gran apuesta que se celebrará desde el viernes 26 de febrero y hasta el domingo 7 de marzo, y de la que participarán más de 1400 artistas de Argentina y el mundo con más de 250 propuestas repartidas entre 31 sedes y diferentes plataformas virtuales con alcance a todo el país.
Según se adelantó en el lanzamiento de la programación que tuvo lugar en el Museo Fernández Blanco (Suipacha 1422), la agenda del FIBA, enteramente gratuita, combinará actividades presenciales y virtuales para público adulto e infantil. “Este contexto nos obligó a repensar los conceptos de la virtualidad y la presencialidad. Estamos muy contentos de poder hacer esta edición, y este año queremos estar presentes con todos los festivales que realiza la ciudad, y que sean lugares de encuentro, de producción y de trabajo que es lo que los artistas necesitan hoy”, señaló Vivi Cantoni, subsecretaria de Gestión Cultural.
“La incertidumbre es la marca de la época. Pero seguimos adelante porque entendemos la importancia de este festival para el sector cultural local y para la proyección internacional de las producciones”, continuó el ministro de Cultura porteño Enrique Avogadro. “La situación puede cambiar de una semana a la otra, pero nos pareció importante anunciar a fin de año la realización de esta edición como una señal muy clara de acompañamiento, estímulo y reactivación hacia un sector cultural que durante muchos meses estuvo sin la posibilidad de presentarse frente a un público”, agregó.
En una edición atravesada por la nueva normalidad impuesta por el régimen actual de distanciamiento, y con los protocolos pertinentes, el carácter distintivo de la edición 2021 será el formato híbrido de la programación, según anticipó Federico Irazábal, a cargo de la dirección artística. “Sin entrar en la discusión de si lo que se desarrolla a través de una pantalla es teatro, fuimos a buscar proyectos que hubiesen trabajado tanto en la Argentina como en el mundo sobre algún tipo de respuesta posible en relación a cómo se crea en un contexto de aislamiento”, explicó.
Se desarrollaron, así, tres líneas de convocatoria para proyectos ya estrenados y a estrenar y para obras producidas durante la cuarentena, que podrán verse, según el caso, de forma digital o analógica. “La idea de lo híbrido empezó a asomar con el clarísimo objetivo de salir a buscar territorios en el espacio público pero sin negar la virtualidad”, enfatizó el director, quien además destacó el rol fundamental que tuvo la tecnología en el diseño de las propuestas como “un medio productivo pero también como un medio de circulación”.
De esa manera, y dada la dificultad de recibir en el país a artistas extranjeros, como en otras oportunidades, en el caso de las obras internacionales que podrán verse de forma presencial la dirección se realizó a distancia, mediante un “trabajo de cocreación” entre artistas. En ese sentido, y como ejemplo más paradigmático, Irazábal destacó la propuesta de Virtual Crossings, un espectáculo de danza que permitirá interactuar en tiempo real a tres bailarinas de Ginebra y Buenos Aires a través de la tecnología de captura de movimiento.
La temática protagonista será, ineludiblemente, la pandemia. “Es el tema predominante, porque apareció en la realidad de todos nosotros. Tenemos, por ejemplo, una obra española –Explore el jardín de los Cárpatos– donde se reflexiona sobre el impacto de la falta de turismo en Barcelona, y por otro lado obras argentinas que reflexionan acerca de lo que significa bailar en un espacio público, o que un cuerpo no se pueda encontrar con otro cuerpo”. Y el contexto, a su vez, también atravesará las estéticas y los escenarios, como en la obra italiana Comizi D´Amore, encargada de abrir el festival, y diseñada para verse desde autos.
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