Alejandro Covello: «El bombardeo del ’55 no tuvo un objetivo militar sino civil»

El 16 de junio de 1955 tuvo lugar el mayor atentado terrorista de la historia argentina. Ese día, 40 aviones de la Armada descargaron 9 toneladas de bombas sobre la población civil que se hallaba en los alrededores de Plaza de Mayo. El realizador Alejandro Covello, que además es piloto aerocomercial, reconstruyó todo lo que sucedió durante ese abortado golpe militar, no otra cosa que el precedente del golpe contra el gobierno del General Juan Domingo Perón, esa vez exitoso, que tuvo lugar tres meses más tarde. En su documental Piloto de caza, que puede verse en forma gratuita en la plataforma cont.ar, Covello rescata la figura de Ernesto Adradas, oficial de la Fuerza Aérea que al derribar un avión enemigo retrasó en dos horas el desarrollo del ataque, dando tiempo a que las fuerzas leales se reagruparan y rearmaran.

No se trata de un dato nuevo, pero no deja de ser impresionante: el del 16 de junio de 1955 fue el mayor atentado terrorista de la historia argentina. ¿Creés que ese dato tiende a olvidarse?

-Fue el atentado terrorista de mayores consecuencias en la historia argentina. Más que olvido hay una omisión premeditada de este hecho, primero por parte de quienes el 16 de setiembre accedieron al poder mediante un Golpe de Estado, y luego la política toda lo disolvió de una manera llamativa. Recién en el año 2010 con el libro Bombardeo del 16 de Junio de 1955, investigación histórica del Archivo Nacional de la Memoria, el estado argentino produce un primer documento oficial con la nómina de muertos. Hasta la llegada de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner ese hecho no estuvo en discursos oficiales, con la sola excepción del discurso de asunción ante el congreso del Presidente Héctor Cámpora.

-La comparación con el bombardeo de Guernica no es menos alucinante: los 300 civiles asesinados ese día por aviones de la Fuerza Naval representan alrededor del doble de muertos con respecto al que está considerado uno de los bombardeos más brutales en la historia de la aviación (dejando afuera Dresde, Hiroshima y Nagasaki, por supuesto).

-Además, hubo más muertos ese día que todas las bajas ocasionadas por la aviación argentina a los ingleses, en Malvinas. La comparación con Guernica y Malvinas muestra lo desigual de la magnitud de fuerzas del bombardeo a la ciudad abierta de Buenos Aires. Muestra que el único objetivo fue el terror y por ello la respuesta por “el número de muertos” es simbólica. Hasta ahora las víctimas fatales nominadas suman 309, por supuesto existieron muchas más víctimas mortales no reclamadas y cuerpos calcinados como en todo bombardeo a una ciudad abierta. Un poema de Dylan Thomas hace referencia a los bombardeos de Dresde y escribe: Después de la primera muerte, ya no hay ninguna otra… porque todas las demás muertes son una cita de la primera. Y así como Guernica abrió la puerta a Dresde, Hiroshima y Nagasaki, el 16 de junio abrió la puerta a los vuelos de la muerte.

-El bombardeo tuvo un antecedente, que tampoco parece que haya quedado grabado en la memoria colectiva: dos años antes, un atentado con bombas durante un acto de la CGT en Plaza de Mayo dejó seis muertos y 50 heridos.

-Ese atentado ocurrió el 15 de abril de 1953, con una bomba colocada en una estación de subte. Ese fue el debut de los autodenominados “comandos civiles” que luego apoyaron en tierra el intento golpista del 16 de Junio. Acá podemos decir que hay memoria aunque del lado terrorista, ya que Roque Carranza, que fue Ministro de Defensa de Alfonsín, estuvo involucrado con ese atentado. Habría que preguntarse si por ello una estación de subte de la Ciudad de Buenos Aires lleva su nombre.

-La primera bomba del 16 de junio no está dirigida a un edificio oficial, sino a un vehículo de transporte de pasajeros.

-La primera bomba cae sobre un trolebús de la línea 305 y fallecen los trabajadores que iban a bordo; se supone que erraron el blanco. Aunque luego de las cuatro oleadas de bombardeos durante más de cuatro horas podemos decir que fue inequívoco, el objetivo eran víctimas civiles.

-Vos sostenés que el presunto objetivo de la Armada (matar a Perón) es una mentira desvergonzada, dada la desmesura del operativo.

-Si y lo demuestra la historia: no hubo ningún magnicidio programado a través de un bombardeo a una ciudad abierta. Los magnicidios son atentados “quirúrgicos” a través de un francotirador o una bomba en un lugar exacto. Lo demuestran los magnicidios desde Julio César, el zar Nicolás II, Abraham Lincoln, Kennedy, etcétera. Pero también lo demuestra la historia de los bombardeos a ciudades abiertas como los citados anteriormente, cuyo propósito no fueron objetivos militares sino la población civil. Si pensamos que bombardearon la Plaza de Mayo, la CGT Azopardo, una fábrica de avenida Crovara, la residencia presidencial (actual Biblioteca Nacional), que los aviones Gloster Meteor descargaban sus cañones por Avenida de Mayo desde Plaza Miserere hasta la Casa de Gobierno, y que cuando se quedaban sin munición tiraban el tanque suplementario de combustible (800 litros de kerosene) sobre la ciudad, se hace difícil creer que querían matar a un solo hombre.

-¿Por qué fracasó ese intento de golpe? ¿Por falta de apoyo suficiente entre la oficialidad?

-En parte sí, y muchos de los que no apoyaron ese día el golpe luego fueron protagonistas en setiembre, como lo manifestó el Almirante Rojas. Creo que también la meteorología adversa fue una causa ya que demoró varias horas la primera oleada de bombardeo y muchos golpistas creyeron que se había cancelado.

-Félix Luna y Natalio Botana (h) calificaban a las víctimas de ese día como “daños colaterales”.

-Tanto esos historiadores como José Luis Romero y Tulio Halperin Donghi se encargaron de equiparar la masacre del bombardeo con los daños materiales de la quema de las iglesias, donde no hubo víctimas. Juan Besse los cita como responsables de la matriz discursiva que aún perdura. El eufemismo “daños colaterales” es parte de esa matriz, que impidió crear memoria.

-Un aviador veterano aporta un dato que da vuelta el estómago: la Fuerza Aérea de la Marina considera ese ataque sobre civiles desarmados su “bautismo de fuego”.

-En mi investigación muchos hicieron referencia a que el 16 de Junio se festejaba en el círculo naval como si fuera un acto heroico. El dato más cruel es aportado por el ideólogo del bombardeo, el aviador naval Jorge Bassi, quien declaró que el ataque a la Casa Rosada estuvo inspirado en el ataque japonés a Pearl Harbor. “Qué lindo imaginar la Casa Rosada como Pearl Harbor”. Es una infamia, porque ningún aviador militar puede confundir entre un día normal y laborable en una ciudad abierta sin disturbios y un mundo en guerra (1941) y una base estadounidense con 95 buques de todo tipo, cuatro submarinos y 390 aviones.

-Uno de los entrevistados aporta un testimonio impactante: tenía 8 años y veía cómo las bombas estallaban a 25 metros de su casa.

-Fueron más de 40 aviones, 4 oleadas y 9 toneladas de bombas. Un cielo negro.

Además de haber sido el primer combate aéreo de la historia argentina, la intercepción que hizo el teniente Adradas de un avión rival obligó a posponer dos horas el segundo ataque.

-Fue un hecho muy importante por motivos simbólicos y militares. Primero porque fue el Estado, un gobierno democrático y una república que salió a defender a sus ciudadanos con la plena ley constitucional (habría que pensar si no fue una nueva “defensa” de Buenos Aires). Luego porque esa es la misión de todo piloto de caza. Por ultimo nos resta pensar cuántas vidas se salvaron gracias al acto del «Muñeco» Adradas, cuántos miles pudieron escapar de esa zona de guerra. Mi abuelo fue uno de ellos y quizás por ello siempre que me llevaba a la plaza de Mayo me mostraba la siniestra escultura de la fachada del Ministerio de Economía, donde aún permanecen las marcas de los cañonazos.

-La viuda de Adradas cuenta algo asombroso: su marido se comunicó por radiofrecuencia con el piloto rival, avisándole que no iba a disparar sobre él, sino sobre la cola del avión. No sólo eso: lo fue corriendo hacia el Río de la Plata para que pudiera salvarse, arrojándose en paracaídas. Se salvó. ¿Es Adradas uno de los últimos representantes del honor militar en la Argentina?

-Considero que sí. También lo consideró así el piloto naval Arnaldo Román, quien fue derribado por Adradas y por suerte pudo salvar su vida saltando en paracaídas. Olga, la viuda de Adradas, contó que en esos meses de junio a setiembre Román le escribió una carta a Adradas desde la cárcel, agradeciéndole haberse comportado como un caballero.

-El filósofo Christian Ferrer aporta tres o cuatro “títulos” que quedan rebotando en el cerebro como pelotitas de ping pong. “El bombardeo fue un escarmiento, apuntado sobre la Plaza de Mayo, que desde el 17 de octubre era el centro del poder popular”. “Es preocupante lo fácil que en Argentina el sistema político asimila las masacres”. “En el momento en que se señala a un héroe como Adradas se está diciendo ‘he aquí una lápida’, se lo está fijando en la memoria”. “Un solo acto, un solo día vuelve inmortal a una persona”.

-Ferrer nos expone su preocupación por el sistema político que permite asimilar y omitir masacres: La Semana Trágica, la Patagonia Trágica, los fusilamientos de 1956, los golpes de Estado… creo que todo eso tuvo un punto de inflexión que fue la derogación de la ley de punto final y obediencia debida, aprobada durante la Presidencia de Néstor Kirchner, y se vio reflejado en la manifestación en contra del 2 x1 para delitos de lesa humanidad, en Mayo de 2017. Espero que esto sea el futuro. Por eso la entrevista a Rafael Bielsa, que es la última de la película, tiene lugar en un escenario cargado de sentido, como es el Parque de la MemoriaEs un lugar de origen para pensar la memoria. Un Aleph, pero no como el sótano del cuento de Borges, sino como lugar abierto, lleno de horizonte. 

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