Restricciones: Nación, Provincia y Ciudad acuerdan definir las medidas “en conjunto” y coinciden en que la situación “es muy crítica”
Fue lo que habló Santiago Cafiero con sus pares Carlos Bianco (Provincia) y Felipe Miguel (Ciudad) en la reunión que encabezaron con los ministros de Salud.
Con el panorama más claro luego de que Alberto Fernández descartara un cierre total o Fase 1 por entender que hay sectores económicos que «no resistirían», el Gobierno empezó con la Provincia y la Ciudad a delinear el camino que desembocará en un nuevo anuncio de medidas a partir de este fin de semana, cuando vence el DNU vigente. Tras meses de diferencias, esta vez parece haber coincidencia en que la situación sanitaria «es muy crítica» y que, de mantenerse, deberán tomarse «nuevas medidas». También que, en ese caso, se adoptarán «en conjunto» entre las tres administraciones.
Ese fue el saldo de la reunión en la que, en medio de mucha preocupación por el repunte en la curva de contagios registrada en los últimos días, y que este martes llevó las cifras de contagios y de muertes a un récord, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, recibió a sus pares Carlos Bianco (PBA) y Felipe Miguel (Ciudad). Fue la primera de una serie de encuentros que la Casa Rosada trazó para esta semana, con el objetivo de acordar restricciones más homogéneas desde los tres distritos.
En ese sentido, aunque no se definieron medidas, este martes hubo un avance respecto a las diferencias que los tres distritos venían manteniendo: además de la coincidencia de que se atraviesa «una situación muy crítica», hubo acuerdo para fijar restricciones «en conjunto». «Si la tendencia se mantiene, hay acuerdo en que vamos a tener que tomar nuevas medidas», alertó un interlocutor.
En la cita, que comenzó a las 15.40 y se prolongó durante más de una hora y media, estuvieron los ministros de Salud de las tres jurisdicciones, Carla Vizzotti (Nación), el bonaerense Daniel Gollan y el porteño Fernán Quirós, para analizar la situación sanitaria y proponer distintas medidas para frenar un alarmante crecimiento de los casos. En pleno encuentro, los teléfonos de los funcionarios estallaron con las últimas cifras que representan un nuevo récord para la pandemia: 35.543 nuevos contagios y 745 muertos registrados en las últimas 24 horas.
La cumbre se dio al cabo de una jornada en la que el Gobierno decidió salir a relativizar la posibilidad de un cierre fuerte, como habían dejado trascender funcionarios de primera línea durante casi todo el lunes, luego de que el viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, quien pidió un «cierre total» para bajar los contagios de forma contundente.
El quiebre pareció ser la postura más dura que dejó trascender el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en la tarde del lunes. Es que, curiosamente, a partir de las filtraciones que surgieron desde la Ciudad y daban cuenta que el alcalde podría acompañar medidas duras y hasta analizaba ante un caso extremo la suspensión de las clases presenciales, el Gobierno nacional empezó a cambiar su discurso.
Y ya a última hora del lunes advertían que se analizaba endurecer las restricciones pero sin avanzar con un cierre total. Este martes a la mañana fue el propio presidente Alberto Fernández, que antes de subirse al avión rumbo a Misiones, aseguró que por el momento no apelaría a imponer una Fase 1. En diálogo con Radio 10, dijo que tiene «un problema sociológico, que la gente no lo resiste” y que hay «sectores (económicos) que no resistirían» la medida, dando a entender lo que el ministro de Economía, Martín Guzmán, se encarga de marcar puertas adentro del Gobierno: no hay margen para reinstaurar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) o la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP).
El Presidente tampoco dejó pasar la oportunidad para exponer lo que en el Gobierno consideran fue «un error» del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en la estrategia sanitaria. «Una vez le dije a Horacio: ‘Si en el colegio no se contagian, si en los bares no se contagian, si en los restoranes no se contagian, si en los teatros y en los cines no se contagian, ¿dónde se contagian las 3000 personas por día que vos detectás?’», reveló.
Y visibilizó su malestar por la puja por las clases que se gestó semanas atrás: «Me hicieron ir a la Corte (Suprema de Justicia), ¿y quién tenía razón?”, se jactó.
Antes de la reunión, Quirós había adelantado que desde la Ciudad buscaban ser “muy precisos con las propuestas, intentando disminuir al máximo los mecanismos que generen la mayor cantidad de contagios” pero que estaban dispuestos «a acompañar» medidas nacionales. Mientras desde la Provincia relativizaron los dichos de Kreplak y aseguraron que «no está pidiendo un regreso a Fase 1» ni que se cierren nuevas actividades sino «la continuidad del esquema actual de medidas de cuidado, pero intensificando los controles».
En tanto, desde Nación se posicionaron en una postura equidistante. «La idea es que se pongan de acuerdo entre ellos y está todo dado para que ocurra», remarcaban. En efecto, en la cumbre hubo muchas coincidencias. La primera tiene que ver con los controles: «Hay que hacer más y mejores», marcaron desde el Gobierno, en claro cuestionamiento a la Ciudad.
Si bien no se habló de medidas específicas, desde las tres administraciones admiten que «está todo abierto» y que serán clave las próximas 72 horas para determinar el alcance del DNU que Fernández firmará el 21 de mayo. A diferencia de otras ocasiones, sólo los más osados se animan a descartar un anuncio tripartito.
El gran interrogante, en medio de este aparente acercamiento, vuelve a ser la presencialidad en las escuelas: desde la Ciudad consideran que debe ser «lo último en suspenderse» y que «a lo sumo se puede sumar alguna virtualidad en las secundarias». Para Nación y Provincia, deben seguir en forma remota.
El “lock-down” total el fin de semana es, a diferencia del regreso a Fase 1, una posibilidad “cumplible”, según analizaban en el Gobierno, que permitiría cortar con el relajamiento social. Las largas filas de autos que se vieron el 1 de mayo en la Panamericana, cuando el gobernador bonaerense Axel Kicillof dispuso controles de temperatura sorpresivos, expusieron una situación a la que el Gobierno todavía no le encontró solución en su intento por bajar los contagios. «La gente se volvió a relajar», repiten en los pasillos de la Casa Rosada.
Y remarcan, a favor de esa medida en evaluación, que un cierre total desde las 0 del sábado hasta las 0 del lunes cortaría con ese relajamiento sin un golpe tan significativo a la economía.
Más allá del Área Metropolitana de Buenos Aires, al Gobierno lo inquieta la situación sanitaria en distintos puntos del interior del país. Por ese motivo trabaja para concretar una reunión virtual del Presidente con los gobernadores. Con varios de ellos en Balcarce 50 no ocultan un enojo, similar al que hay con Larreta, por haber subestimado los casos.
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