Según Víctor García Hoz, la solidaridad en el sentido etimológico (de solidus = fuerte, consolidado; de la misma raíz que soldar) significa fuerza, unión, cuyo principio más radical en el ser humano, es el amor, cuyo objeto propio es la unión con los otros. La solidaridad nace del amor mismo y se refuerza en la experiencia de que muchas aspiraciones humanas «sólo pueden alcanzar su adecuado cumplimiento en relación con los demás hombres.»
Solidaridad es, por tanto, el sentimiento que nos lleva a «sentirnos uno» con los demás. Especialmente, conlleva sumarse a las causas de los demás cuando éstas se consideran justas. La educación personalizada -que es el sistema pedagógico centrado en la persona- hace de la solidaridad un fin educativo, para que los alumnos puedan trabajar por superar los sentimientos individualistas y egoístas.
Al profundizar en la solidaridad se toma conciencia de que no estamos solos en el mundo y que los demás nos son necesarios para la construcción de nuestra propia identidad, porque el ser humano se hace en relación, en comunicación con los demás.
La manifestación de esa conciencia se realiza a través de:
· una comunicación puramente informacional,
· la cooperación, y
· la ayuda.
La cooperación es la participación en una misma obra con beneficio para todos los que intervienen; la ayuda significa algo más, es la entrega del propio trabajo en beneficio de los demás, exclusivamente.
Al educar la solidaridad tendremos en cuenta todas sus manifestaciones y grados, para seguir un proceso secuencial adaptado a los alumnos, en la adquisición de esta virtud, que reúne la presencia de muchas otras. Al mismo tiempo, habrá que estar al tanto de las manifestaciones negativas de la conducta antisolidaria, siendo la agresiva la más llamativa, para evitar su arraigo en la personalidad adolescente.
Para educar en la solidaridad, hay que ofrecer ocasiones que permitan al alumno salir de sí mismo para ayudar a los demás realizando obras de servicio; ponerle en contacto con el dolor y la enfermedad; mostrarle que hay otras personas que tienen las necesidades básicas sin cubrir o que pasan por situaciones difíciles, hacerle ver que él tiene que prepararse para ayudar en la construcción de un mundo a la medida de la dignidad de la persona, de todas las personas que lo habitamos.
La Escuela Técnica de Saladillo siempre se caracterizó por ser una institución solidaria, participando de innumerables acciones hacia la comunidad y educando a sus alumnos en esos valores, es por ello que considero que la elección de la misma como CENTRO VACUNATORIO era una oportunidad más de seguir trabajando en esa línea.
Ahora bien, si las vacunas hubiesen llegado a tiempo, dado su infraestructura, especialmente en lo que se refiere a la electricidad, todo hubiese estado perfecto. El caso es que las vacunas no llegaron, entonces deberían acondicionar otro lugar, y si no se puede, utilizar el SUM (Salón de Actos) exclusivamente ya que tiene entrada independiente de la escuela y se puede aislar del resto del establecimiento.
Allí se podrían poner boxes para vacunar totalmente aislados del establecimiento y entre sí. El mayor cuidado se debería tener en el otorgamiento de turnos para que no haya aglomeración de gente.
No es difícil, se puede solucionar. Hay que tener voluntad y por sobre todas las cosas SOLIDARIDAD, eso que tanto escasea y que como docentes y padres debemos pregonar y ejercitar.
Los jóvenes se educan de nuestras acciones, no sólo de los libros.
Profesor Darío García
FUENTE: diario La Sintesis