Era adolescente cuando la publicidad televisiva de un chocolate la lanzó a la fama. Hoy tiene 44 años, una hija de siete, y mucha paz: “Ya no tengo que responder a la imagen que tuvieron de mí”
Moira Gough (44) es hija de un veterano de Malvinas. “Nací en la Base Naval Puerto Belgrano porque mi papá pertenecía a la Armada”, cuenta la ex modelo que en los años 90 forró con su cara cientos de carpetas de alumnas del secundario, decoró paredes de adolescentes y vendió sueños con un chocolate en la boca. Era “la chispita” entre las chicas de su generación: Lorena Ceriscioli, Daniela Urzi, Katya Fuks, Carola del Bianco y otras tantas de la factoría de Pancho Dotto. “A los cinco me miraba en el espejo del baño y practicaba para ser actriz”, apunta Moira, que a los ocho ya vivía en Palermo y llamaba la atención en una casa “de tímidos”, donde nadie tenía demasiado que ver con la tele, el teatro o la pasarela. “Me gustaba reírme y ver reír a los demás”, agrega –con una risotada– desde el jardín de su casa en Zacatecas, bien al centro de México.
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