Los ocho profesionales de la salud involucrados están acusados por “homicidio simple con dolo eventual”. En el pedido de elevación a juicio, el fiscal había considerado que el equipo médico fue “deficiente”, “temerario” e “indiferente”, que sabía que el “10” podía morirse en el estado en el que se encontraba y que no hizo nada para evitarlo.