Un antropólogo evolutivo de EEUU revela por primera vez cómo funciona el metabolismo humano

Herman Pontzer, profesor de la Universidad Duke, estudió comunidades de cazadores-recolectores en todo el mundo y encontró claves sorprendentes que explican las limitaciones de la actividad física como estrategia para adelgazar. En diálogo con Infobae, el autor de “Burn” también identifica mitos del ayuno intermitente y la dieta paleolítica

Los Hadza, una de las últimas tribus de cazadores-recolectores en el mundo y que ha vivido en el norte de Tanzania desde hace 40.000 años, son protagonistas inesperados de un hallazgo que ha cambiado la visión del funcionamiento del cuerpo humano y que pone en jaque cuestiones muy arraigadas sobre las dietas y el ejercicio. Y para observarlos, estudiarlos y entenderlo estaba Herman Pontzer (43), un profesor de Antropología Evolutiva de la Universidad Duke y de Salud Global en el Instituto de Salud Global Duke, dependiente de la misma universidad, en Durham, Estados Unidos.

“Cuando empecé en este campo no trataba de arreglar la obesidad, solo intentaba entender cómo funciona el cuerpo. Así que creo que tenía ojos muy frescos cuando empecé y me permitió abordar el problema con una nueva perspectiva”, cuenta Pontzer en una entrevista vía Zoom con Infobae

Pontzer lanzó esta semana en Estados Unidos un libro, Burn (“Quemar”, en español Penguin Random House), donde describe esa experiencia y revela “por primera vez como realmente trabaja el metabolismo humano para que finalmente podamos manejar nuestro peso y mejorar nuestra salud”, según promete en la contratapa. No es un libro más de dietas: es una mirada provocativa y fundada en la evidencia que expone principios fundamentales moldeados por la evolución que deberían ser comprendidos antes de empezar a combatir palmo a palmo con la balanza.

“Metabolismo” es una palabra engañosa, todo el mundo cree entender qué significa, pero cuesta definirlo. ¿Cómo lo explicaría?

-Es un buen punto, se usa en muchas formas distintas y suena como algo misterioso o mágico. En realidad, solo significa todo el trabajo que las células o el cuerpo hacen. Tanto lo que se ve, como el movimiento, como aquello que no se ve: los pensamientos del cerebro, el funcionamiento del sistema inmune, la digestión de los alimentos, la reproducción, la reparación de lesiones y el crecimiento. Cada vez que las células trabajan, requieren de energía. Es lo mismo que manejar un auto o construir una casa: implica un gasto energético. Y de eso se trata.

-¿Era necesario viajar a Tanzania o estudiar otras tribus o comunidades en el mundo, incluyendo Ecuador y Bolivia, para entender nuestros cuerpos o el metabolismo?

-Por mi formación como antropólogo, no me interesaba tanto cómo funciona el cuerpo en el laboratorio, sino en la vida real. En diferentes culturas, en diferentes estilos de vida. Por eso utilicé un enfoque más amplio, con perspectiva evolucionista.

-¿Cuál fue el hallazgo más sorprendente o inesperado en esas culturas?

-Bueno, el primer gran hallazgo fue con los Hadza de Tanzania, hace unos días años. Son pobladores que todavía hoy viven cazando animales salvajes o recogiendo plantas y que caminan hasta 14 km diarios. Nosotros estábamos absolutamente seguros de que iban a tener un gasto energético o metabólico muy alto, porque su forma de vida demanda mucho esfuerzo físico. Y encontramos que era exactamente el mismo que podríamos tener vos o yo (alrededor de 3000 calorías diarias). Fue muy sorprendente. Tuvo un fuerte impacto en el campo de estudio y cambió la manera en que pensamos del metabolismo. ¿Cómo podía ser que los Hadza fueran tan activos físicamente y tuvieran el mismo gasto energético de cualquiera? Y resulta que el metabolismo es todo lo que el cuerpo hace, no solo lo que se ve. Y si realiza más de una actividad, disminuye otras.

-Eso lo llevó a una conclusión provocadora: que es un error tratar de bajar de peso con el ejercicio. ¿Cómo es posible? ¿Moverse no quema calorías? ¿No es simple matemática que no puede ser debatida?

-Bueno, yo también solía pensar del mismo modo. Pero eso se verifica en humanos y también en otros primates, en otros mamíferos, en aves… es un fenómeno que atraviesa todas las especies. La energía que se gasta cada día, el cuerpo trata de que sea la misma. Si uno se mueve, gasta más energía en actividades, pero disminuye el gasto en otras cosas. Es como tener un ingreso fijo, donde uno recibe el mismo dinero cada semana o mes y eso no lo puede cambiar. Si gastas más dinero en comida, tienes que gastar menos en otras cosas. Esa es la nueva mentalidad. Es una compensación: más de esto significa menos de aquello.

-Sin embargo, muchos expertos en nutrición aseguran que la mayoría de las dietas fracasan si no se incorpora la actividad física. ¿Eso tiene sentido?

-En realidad, no soy médico y no conduje estudios para comparar el enfoque de la dieta con o sin ejercicio. Pero conozco bastante bien la literatura. Y desde los ’90 se sabe que pretender bajar de peso solo con ejercicio no funciona; y que hacer una dieta es duro, pero sí funciona. Y que, si agregas ejercicio a la dieta, el efecto es mínimo. Ahora bien: si ya bajaste de peso, hacer ejercicios parece reducir de algún modo la probabilidad de recuperar los kilos. Es interesante. Yo no estoy en contra de la actividad física: es muy importante, pero mi trabajo es mostrar que no funciona para bajar de peso.

-¿Y para qué sirve entonces?

-Por un lado, te hace más fuerte; hace que los vasos sanguíneos sean más elásticos, reduciendo la hipertensión arterial; preserva la agudeza mental, especialmente cuando se envejece. ¡Pero nada de eso tiene que ver con quemar calorías! Otra razón tiene que ver con un efecto metabólico relacionado con la compensación de la que hablamos: cuando más energía se destina al ejercicio, menos se gasta en, por ejemplo, procesos de inflamación, la reactividad anormal al estrés (que pueden desencadenar distintas enfermedades) o la producción de hormonas sexuales que pueden aumentar la tasa de cánceres reproductivos.

-Bajo ciertas circunstancias, el metabolismo puede disminuir. ¿Pero hay alguna dieta, ejercicio o suplemento que pueda acelerarlo?

-Ninguno que hayamos encontrado (risas). Si ves una promesa en una revista, del tipo “¡Esto va a impulsar su metabolismo!”, hay dos posibilidades: que no funcione… o que sea ilegal. No lo recomendaría. Esta taza de café, por ejemplo, puede aumentar el metabolismo, pero de forma casi imperceptible.

https://www.infobae.com/america/tendencias-america/2021/03/06/un-antropologo-evolutivo-de-eeuu-revela-por-primera-vez-como-funciona-el-metabolismo-humano/

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